Elegir y combinar tipos de letras para tus diseños no es una tarea que debas tomar a la ligera. El texto constituye un componente informativo, a la vez funcional y estético. Seleccionar sabiamente la tipografía para tus creaciones vestirá y realzará el resultado, tal y como lo hace un buen traje o un lindo vestido.
En contraparte, tomar malas decisiones tipográficas -un error de lo más frecuente- impregnará tu diseño con un velo de amateurismo, amén de desviarlo irremediablemente de sus objetivos principales: apoyar la función comunicativa y complementar la dimensión estética.
Más que un post, hemos preparado un mapa de ruta en el que encontrarás los cómos, dóndes, cuándos y porqués de TODO lo que necesitas saber para iniciar tu viaje a través del apasionante universo de la tipografía.
El neófito suele sentirse abrumado ante el mar de términos tipográficos que definen formalmente los atributos de las letras. Sin embargo, es absolutamente relevante asimilar al menos los más importantes, para comprender, comunicar y gestionar de manera más efectiva el componente textual en el diseño.
Demos nuestros primeros pasos con un nanoglosario que incluye los términos tipográficos verdaderamente imprescindibles:
Diferenciar entre los miles de tipos de letra puede parecer una tarea intimidante (tan solo Myfonts, uno de los muchos sitios disponibles en la web, ofrece más de 130,000). Adquirir los conocimientos elementales de anatomía tipográfica te abrirá el cofre con las claves necesarias para identificar familias y tipos de manera rápida y eficiente, facilitando así la toma de decisiones.
Las características anatómicas de los tipos de letra van de lo no tan obvio a lo prácticamente etéreo, y en su conjunto integran la personalidad y estilo particular de cada familia; atributos que resultan de enorme utilidad para entender cómo y porqué brazo, piernas, barras, panza, espina, hombro, espolón, cuello, barbilla, cola, (larguísimo “etcétera”), determinan la consistencia de un tipo de letra y revelan si es o no un producto con acabado profesional.
¿Un consejo no pedido? Familiarízate con los principales habitantes de este mundo de glifos y caracteres, y mantén a la mano recursos informativos de alto valor, a los que puedas recurrir cada vez que lo necesites. Puedes comenzar con nuestro glosario ilustrado sobre anatomía tipográfica.
Desde los pictogramas más antiguos, pasando por los jeroglíficos, los primeros tipos móviles estilo grotesco; hasta el font más futurista; cada elemento de expresión tipográfica ha reflejado los usos, ideosincracias, contextos políticos y religiones predominantes de cada época.
Como parte de la evolución del diseño y el gradual crecimiento de la industria editorial, se han realizado esfuerzos encaminados a ordenar y dar sentido a la enorme -y siempre creciente- abundancia de estilos tipográficos.
Sistemas de clasificación como el de Francis Thibaudeau y el Vox-ATypI constituyen un valioso recurso para entender cómo y en función de qué elementos se agrupan las familias tipográficas.
Francis Thibaudeau -considerado padre de la taxonomía tipográfica- propuso una primera clasificación en base a 2 estilos -serif y sans serif- a los que posteriormente se añadió un tercero, para incluir otras tipografías.
El sistema Thibaudeau fue retomado en posteriores ocasiones, generando variantes que daban cabida a más estilos y tomaban en cuenta aspectos formales emergentes. Sin embargo, la constante evolución en el diseño tipográfico y el surgimiento de nuevas herramientas rebasaron al sistema Thibaudeau, condenándole a una inevitable obsolescencia.
Se caracterizan por su ornamentación, constituida por remates (serifas o patines) que, según dicta una mezcla de tradición y experiencia, facilitan la lectura al conducir la mirada a través del texto y reducen el estrés visual; lo que les convierte en la opción ideal para cuerpos de textos extensos y presentados en tamaños inferiores a los 12 puntos. Thibaudeau clasificó las tipografías serif en Egipcias, Romanas Antiguas, Romanas de Transición y Romanas Modernas. Como nota de advertencia, las tipografías serif no escalan de manera óptima en la pantalla. Son lo opuesto a las familias denominadas “sans serif” o, como se les refiere frecuentemente en castellano, de “ palo seco”. Entre las fuentes serif más conocidas y accesibles se cuentan Caslon, Minion, Goudi, Baskerville y Georgia.
En oposición a las tipografías con remates o serifas, presentan una apariencia menos profusa, más simple y orgánica. Su anatomía les hace propicias para cuerpos de textos como encabezados y títulos. Surgidas a principios del siglo XX, suelen brindar al espectador una impresión de modernidad, al menos con respecto a sus contrapartes con serifas, con las cuales -por cierto- combinan a las mil maravillas. Se subclasifican en humanísticas, grotescas, geométricas y neogóticas. Existe una enorme variedad disponible, en las que destacan Arial, Calibri, Gill Sans y Avant Garde.
Este tercer grupo, más que una categoría para alojar estilos formalmente consistentes, es el cajón en el que Thibaudeau se las arregló para guardar todo lo que no hacía suficiente sentido dentro de serif o sans serif. Incluye tipografías que asemejan trazado manual o caligráfico (como la horrenda Mistral), así como aquellas reservadas para propósitos decorativos o de mera fantasía, es decir, cuya utilidad resulta más visual o estética que funcional o estructural. Esta extravagante categoría incluye las no igualmente feas Stencil, Nuptial y todas las script.
La clasificación Vox-ATypI, propuesta por Maximilien Vox en 1952 y enriquecida a partir de 1962 por la Asociación Tipográfica Internacional (ATypI, por sus siglas en francés), establece tres familias o clases principales: clásicas, modernas y caligráficas; subdivididas -a su vez- en nueve categorías.
En su nomenclatura, este sistema de clasificación tipográfica mantiene correspondencia con la circunstancia histórica de cada estilo, considerando para su análisis aspectos formales como serifas, inclinación, altura, trazo, ascendentes y descendentes.
A través de los años, el sistema Vox-ATypI ha recibido upgrades sucesivos para dar cabida al frenético ritmo que caracteriza la evolución del diseño tipográfico; así, se mantiene vigente y es considerado como el estándar de facto para clasificar todos los tipos de letra.
Humanísticas
Surgen en la Venecia del siglo XV. Se inspiran -a veces sin sospecharlo- en las inscripciones pétreas de la antigua Roma. Sus trazos presentan un relativo nivel de modulación, aunque sus variaciones de contraste podrían considerarse como débiles, lo que les convierte en una opción demasiado "continua" como para favorecer una lectura extensa. Algunos ejemplos: Berkeley Old Style, Centaur y Verona.
Garaldas
Al igual que las humanísticas, llegan a nosotros desde las antiguas inscripciones romanas talladas en piedra, de ahí que se les conozca también como "romanas antiguas". Poseen serifas, lo que les convierte en una opción adecuada para conducir la vista durante la lectura de cajas de texto extensas a puntajes reducidos; algo que los ojos de tus lectores seguramente agradecerán. Ejemplos destacados: Times, Palatino y Garamond (el tipo de letra más ecológico... según dicen).
Reales
También se les llama "de transición". Surgen en Francia e Inglaterra en el siglo XVIII. En su anatomía se identifican rasgos de estilo antiguo, aunque combinados con elementos que al paso del tiempo se denominarían "modernos". Presentan un alto nivel de variación entre sus trazos, aunque generalmente mantienen la horizontalidad a lo largo de su línea base. Son propicias para la lectura. Ejemplos que seguramente conoces: Baskerville, Century School-Book y Cochin.
Didonas
Conocidas también como "romanas modernas". Deben su nombre a las fundiciones de tipos móviles de Didot y Bodoni. Aparecen en el siglo 18 y se destacan por la marcada variación en el grosor de sus trazos, así como en lo lineal y esbelto de sus serifas. Por la época a que corresponden podríamos considerarles entre las tipografías oficiales de la Revolución Industrial. Celebridades en esta subcategoría: Bauer Bodoni, Modern y Didot.
Mecánicas
Aparecen durante el siglo 19, en plena Revolución Industrial y su nombre -como puede inferirse- evoca las cualidades socio-histórico-económicas de la época. Es un estilo con serifas y relaciones de contraste relativamente simples. Ejemplos dentro de esta categoría: Courier, Clarendon y Rockwell.
Lineales
Incluyen aquellas tipografías que carecen de serifas, incluyendo góticas y grotescas. Los sistemas de clasificación más recientes las subdividen a su vez en humanistas, geométricas, grotescas y neogrotescas. Entre sus máximos exponentes destacan la odiada y amada Helvetica, Futura y Optima.
Incisas
Parientes próximas de las tipografías lineales. Suelen presentar ornamentos triangulares y serifas más bien pequeñas. Son generalmente discretas en sus rasgos y constituyen un buena elección para realzar el impacto visual general en un cuerpo de texto. Seguramente conocerás Eras, Rotis Semi Serif y Trajan.
De escritura o scripts
Su apariencia remite a la escritura autógrafa o manual. Aunque se distinguen de los fonts en itálica, suelen presentar una pronunciada inclinación. Sus glifos dan la impresión de estar conectados entre sí. Su fluidez orgánica les hace especialmente apropiadas para diseños en los que se busca brindar una impresión de naturalidad y espontaneidad. Mistral, Shelley y Rondo son dignas representantes de esta categoría.
Manuales
De aspecto similar a las tipografías cursivas, buscan replicar la informalidad de la escritura hecha a mano. Utilízalas para añadir ritmo y énfasis en encabezados o frases breves. Su personalidad orgánica y en apariencia imperfecta otorgará a tus diseños digitales un aire de naturalidad. Entre las más frecuentes destacan Banco, Lobra y Klang.
Fraktur; decididamente bávara.
Fracturas
Pronúnciese con propiedad teutona como 'fwakthuaer'. Equivalente tipográfico del blackletter o el gótico; presentan trazos puntiagudos y evocan inmediatamente la estética de los textos medievales. Se les llama fracturadas por la discontinuidad de sus trazos y en la mente occidental, detonan referencias a las culturas germánicas. Brindarán a tu diseño un aire serio, dramático y oscuro. Explora este estilo incorporando tipografías como Rotunda, Fraktur o Bastarde.
No latinas
Subcategoría “comodín” en donde se incluyen tipografías que corresponden a alfabetos chinos, cirílicos, arábicos, japoneses, hebreos, y griegos, entre otros. Incluye también los alfabetos RTL (right to left, o que se escriben de derecha a izquierda). Han cobrado un renovado interés entre la comunidad de tipógrafos a partir de la creciente preponderancia visual y el acceso masivo a contenidos no occidentales. Aunque -como toda tipografía- su función primordial es facilitar la transmisión de información, también resultan útiles para brindar a tus diseños aires de exotismo y misterio.
Y una vez llegado el momento de decidirte por uno, dos o más tipos de letra para tu diseño, existen valiosos consejos, acuñados con la sangre, sudor y lágrimas de artistas tipográficos con incontables horas-monitor, que te ayudarán a mitigar la ansiedad y reducir la incertidumbre.
Es importante considerar para el uso de la tipografía primero que nada la función; ¿para qué es la tipografía que vamos a utilizar? En base a ello se puede establecer una primera aproximación. También es necesario tomar en cuenta la extensión del proyecto, pues no es lo mismo utilizar una fuente tipográfica para los títulos de una revista que para el cuerpo de texto de un libro especializado en química; en el primer caso se puede utilizar una tipografía con detalles que puedan lucir en tamaños grandes y en el segundo caso habrá que considerar el uso de los caracteres especiales que se utilizan en las fórmulas químicas", refiere Manolo Guerrero, tipógrafo mexicano, director de BlueTypo; con una trayectoria que le ha valido reconocimientos como el Certificado de Excelencia en Diseño Tipográfico y el Silver A’Design Award, entre muchos otros.
Cristóbal Henostrosa, destacado artista visual mexicano que ha creado tipografías para el Fondo de Cultura Económica y librerías Gandhi, considera que en materia de elección de letras, es “fundamental tener presente el pasado [...] Conocer lo que hoy se considera buen diseño es imprescindible, pero conocer ejemplos de los grandes maestros del pasado también lo es; del mismo modo que un músico que se precie de serlo se beneficia de conocer a los máximos exponentes de la música clásica”, lo cual, remata, aplica tanto “para el que diseña letras, como para quien utiliza letras ajenas para componer mensajes”.
Aprende e inspírate estudiando las creaciones de los 20 tipógrafos mexicanos que están revolucionando la industria.
La tipografía ha evolucionado a pasos agigantados desde que en 1452 se estableció la primera fundición de tipos móviles. A lo largo de los siglos pareciera que las letras han cobrado vida propia, desarrollándose y multiplicándose para mantenerse siempre joviales y responder con eficacia a las necesidades comunicativas y expresivas de cada sucesiva época.
Glifos; esos rebuscados símbolos -a veces dóciles y a veces indómitos- que se estiran, tensan, achican, adornan, descuelgan y elevan a capricho ante nuestros ojos; evocando por momentos pasajes de "La marcha de las vocales", himno infantil y sempiterno en que el inmortal "Crí Crí" nos obsequió un inusual tratado de anatomía tipográfica.
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